Por mucho tiempo quise empezar a escribir en este espacio. Espacio que estaba creado hace mucho, pero faltaba lo más importante: escribir en él.
Cuando revisaba la lista de pendientes que tenía, este era el típico que lleva semana tras semana y que nunca tachas. "Es que no tengo tiempo", ¿realmente no tenía tiempo?. Muchas veces le echamos la culpa al tiempo, pero eso no era lo que realmente me impedía hacerlo, sino que era la dejadez que tenía.
Yo defino la dejadez como la falta de incomodidad a tu rutina, estar tan cómodos que te da igual si haces algo o no lo haces.
Si todos los días dedicas tiempo a tu negocio y a tareas personales, es probable que elijas las más urgentes para ese día o ese momento y que éste pendiente siempre sea aplazado por otros.
Es ahí donde entra a tallar algo fundamental: esa milla extra. La que sacamos en esos momentos que "ya no podemos más", cuando estamos agotados. Pero para dar esa milla extra necesitamos estar realmente motivados y que no nos moleste hacerlo. Una cosa es estar cansados y otra muy diferente aburrirte o sentir molestia por lo que haces. Desde que empiezas a molestarte por lo que haces, preocúpate.
Entonces, qué podemos hacer con esas tareas que tenemos que aplazamos y aplazamos:
1. Primero, y más importante, pregúntate PARA QUÉ tienes esa tarea, si la terminas, ¿Cuál será el resultado? eso te ayudará a entender el valor que hay detrás. Ha pasado tanto tiempo que hasta por costumbre la aplazas y podría ser que ya no tenga valor y simplemente la descartes.
2. La famosa rutina, que no está mal tenerla porque nos da esa seguridad que un emprendedor necesita. Pero lo cierto es que también nos impide crear, innovar y evolucionar. Hacer repetitivamente todos los días algo, deja de lado el espacio en blanco que deberíamos de tener. Y es importante tener descargas mentales para dar oportunidad a nuevas ideas, cuestionamientos y aprendizajes.
En vez de estar en tu casa, anda a una cafetería, a un parque. Otra manera es invertir los horarios, si empezabas con tareas de la casa, ahora empieza con las del negocio. Toma vacaciones, así sean 3 días.
3. Si queremos ser más metodológicos, si esa tarea no está relacionada a un objetivo, claramente la seguirás aplazando. Es más, ¿para qué la tienes? Recuerda que hay que plantearse objetivos y cada uno tendrá su lista de tareas para poder cumplirlo. De esta forma te asegurarás terminarla. Si más bien empiezas al revés, primero enumerando todas las tareas que se te ocurran y divorcias los objetivos de ellas, es fácil que peques de afanarte poniendo mil cosas que al final no generan ningún valor.
4. La última y me atrevería a decir, más importante, es sentirnos motivados. Estar enamorados (literal) de lo que estamos haciendo y sentirnos bien, estar felices de trabajar en eso. Y te das cuenta que es así cuando no son las 10pm o es domingo y sigues haciendo algo relacionado a tu negocio.
Entonces, ¿por qué no empezaba a escribir en este espacio?, en mi caso fue dejadez, porque no me incomodaba no hacerlo. Pero fue en ese momento que salí de la rutina, de lo que siempre hacía y empecé justamente a cuestionarme por qué no lo hacía si era algo que me encantaba.
Termino con esto: ¡Qué peligro puede ser estar tan sumergidos en un ciclo rutinario tan fuerte que te nubla a hacer cosas que te apasionan, que no requieren ni 1 sol hacerlas y que el resultado que buscas es genuino y te llenará de felicidad!
El KPI más importante de todo negocio es el % de felicidad de todo el equipo. A mayor felicidad, mayor productividad.
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